Mi corazón ha de aclarar los asuntos que mi mente no es capaz de
transcribir a través de mis manos como es debido hacerse.
Le he conocido de muchas maneras,
Todas y cada una de ellas porque le he observado durante tanto tiempo que
mi corazón solo hizo lo mejor que ha encontrado por hacer: enamorarse.
¿Quién no se hubiese enamorado de alguien, así?
Creo que es mi error y la culpa ha de agobiar mi espalda.
Pero los errores nos hacen quienes decimos ser.
Le
conocí así, tras largas noches de pensarle mientras miraba a las estrellas.
Le
conocí así, tras largas hojas de poemas salados y agrios.
Le
conocí así, tras pensar durante las madrugadas que sus ojos ocultan los
secretos del universo,
Y los
secretos de la existencia humana,
Y los
secretos de la esencia del amor y los espectros de los sentimientos.
Le
conocí así, tras pensar en mil y una maneras de entregarle mi vida,
Y darle
mi corazón en noches oscuras.
Le he
conocido de la más bella de las formas,
En la
más bella de las reuniones,
Y probé el sudor que emanaba de la desnudez de
su alma.
Así le
he conocido; de la manera que nadie más le conoce.
Ya no
hay estrellas que haya de entregarle,
Solo
queda a mi alma escribirle versos sin rima,
Y tirar
hasta su puerta rosas rojas que gotean la sangre de mi corazón.
Gracias
a la luna por atestiguar y a los ruiseñores por cantarle al oído.
A las
estrellas que sus noches adornaron que no pierdan su brillo y que adornen
también sus noches hasta que su alma suspire una última vez.
A las
guirnaldas que su cabeza adornaron que peinen también sus rizos;
y las
cadenas que en su cuello se prendieron que perfumen sus cachetes de nieve.